dijous, 21 de novembre del 2019

Christian Scott aTunde Adjuha

Christian Scott aTunde Adjuah
BARTS 18 de noviembre de 2019. Woll Damm Barcelona Jazz Festival
Llenazo absoluto en la sala BARTS, mucho público joven y mucho músico. No quiero ser mal pensado y atribuir el éxito a su relación con la serie Tremé (parce que los guionistas tuvieron en cuenta la música de Scott) sino a la potencia de una banda con las ideas muy claras y que se dejan la piel en escena. Un concierto que sirvió para presentar su nuevo trabajo Ancestral Recall, Ropeadope Records, 2019 y también para recordar su Stretch Music de su mismo sello del 2015. Un álbum emblemático que quiso recuperar manteniendo al mismo pianista Lawrence Fields y al mismo batería Corey Fonville, pero con Logan Richardson al saxo alto en sustitución de la flautista Elena Pinderhughes y con un Weedie  Brahiam en las percusiones que enseguida dejo claro que iba a ser fundamental en esta noche de descarga potentísima. Fueron tres temas de cada disco y una versión de Miles Davis. Empezaron con Her Arribal, como empieza su último trabajo un ritmo claramente africano (su aTunde Adjuah significa descendiente de esclavos) que nos sitúa en un Nueva Orleans dónde la historia sigue viva, la trompeta de Scott suena herida e hiriente. Por no perder el hilo siguen el mismo camino del disco, I own the night, un tema escrito por el poeta y activista Saul Williams  que en el disco pone la voz. Las percusiones de Brahiam ya habían decidido llevar al límite todo desde el segundo tema, su cabeza se movía endemoniada y parecía imposible que este hombre pudiese aguantar más de 20 minutos y lo hizo casi dos horas. Los vientos de Richardson y de Scott se iban alternando, la batería de Corey Fonville aunque menos vistosa que las percusiones sonaba igual de contundente y fue pieza clave para que el sexteto sonara tan potente. Saltan a Strech Music (es tan importante en su carrera este disco que el mismo Scott decía que no tocaba jazz sino Strech Music (música elástica) y escogen el tema West of the west, es como si el tiempo hubiese ido hacia atrás, hay más espacio para las notas, el contrabajo de Max Mucha y los teclados de  Lawrence Fields tienen su momento de gloria y lo aprovechan. 

Vuelven a la actualidad con Songs she never Heard (Logan Richardson) seguimos por el mismo camino de balada bonita, aun que no creas que en ningún momento la intensidad disminuye ni el volumen baja. Son seis hombres lanzados, desbocados, pero en el fondo puedes descubrir ese romanticismo del que te hablo. Pero no olvidemos que Scott es un rebelde y además de sus explicaciones durante todo el concierto, también en sus temas hay un compromiso social, como en Sunrise in Beijing (Stretch Music) el trío básico teje una tela perfecta dónde los solistas se podrán entrecruzar sin riesgo. Y después tiempo para el recuerdo, Guinevere (Miles DavisScott admira y comparte dos cosas del maestro, su desafío a lo convencional y su seguridad en lo que hace. La composición es de David Crosby (Crosby , Stills & Nash) y Miles la llevó a su terreno electrónico. Ahora Scott la defiende desde su versión y la música sigue viva mientras haya músicos que crean en ella. Para terminar The last Chieftain, vuelta a Strech music. Creo que la mayoría de los asistentes salimos con la convicción de que el jazz (sí, estos tipos hacen jazz) sigue teniendo gente en quien confiar, el espíritu de los grandes revolucionarios sigue vivo, y este Christian Scott sigue pensando que una arma tan buena como otra cualquiera para gritar  las injusticias es y debe ser la música. info | Fotografías: Lorenzo Duaso 


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