Christian Scott aTunde Adjuah
BARTS 18 de noviembre
de 2019. Woll Damm Barcelona Jazz Festival
Llenazo absoluto en la sala BARTS, mucho público joven y mucho músico. No quiero ser mal
pensado y atribuir el éxito a su relación con la serie Tremé (parce que los guionistas tuvieron en cuenta la música de Scott) sino a la potencia de una banda
con las ideas muy claras y que se dejan la piel en escena. Un concierto que sirvió para presentar su nuevo trabajo Ancestral Recall, Ropeadope
Records, 2019 y también para recordar su Stretch Music de su mismo sello del 2015. Un álbum emblemático que
quiso recuperar manteniendo al mismo pianista Lawrence Fields y al mismo batería Corey Fonville, pero con Logan
Richardson al saxo alto en sustitución de la flautista Elena Pinderhughes y con un Weedie Brahiam en las percusiones que enseguida
dejo claro que iba a ser fundamental en esta noche de descarga potentísima.
Fueron tres temas de cada disco y una versión de Miles Davis. Empezaron con Her
Arribal, como empieza su último trabajo un ritmo claramente africano (su aTunde Adjuah significa descendiente de
esclavos) que nos sitúa en un Nueva
Orleans dónde la historia sigue viva, la trompeta de Scott suena herida e hiriente. Por no perder el hilo siguen el
mismo camino del disco, I own the night,
un tema escrito por el poeta y activista Saul
Williams que en el disco pone la
voz. Las percusiones de Brahiam ya
habían decidido llevar al límite todo desde el segundo tema, su cabeza se movía
endemoniada y parecía imposible que este hombre pudiese aguantar más de 20
minutos y lo hizo casi dos horas. Los vientos de Richardson y de Scott se
iban alternando, la batería de Corey
Fonville aunque menos vistosa que las percusiones sonaba igual de
contundente y fue pieza clave para que el sexteto sonara tan potente. Saltan a Strech Music (es tan importante en su
carrera este disco que el mismo Scott
decía que no tocaba jazz sino Strech
Music (música elástica) y escogen el tema West of the west, es como si el tiempo hubiese ido hacia atrás, hay
más espacio para las notas, el contrabajo de Max Mucha y los teclados de Lawrence Fields tienen su momento de
gloria y lo aprovechan.
Vuelven a la actualidad con Songs she never Heard (Logan
Richardson) seguimos por el mismo camino de balada bonita, aun que no creas
que en ningún momento la intensidad disminuye ni el volumen baja. Son seis
hombres lanzados, desbocados, pero en el fondo puedes descubrir ese
romanticismo del que te hablo. Pero no olvidemos que Scott es un rebelde y además de sus explicaciones durante todo el
concierto, también en sus temas hay un compromiso social, como en Sunrise in Beijing (Stretch Music) el trío básico teje una tela perfecta dónde los
solistas se podrán entrecruzar sin riesgo. Y después tiempo para el recuerdo, Guinevere (Miles Davis) Scott admira y comparte dos cosas del maestro, su
desafío a lo convencional y su seguridad en lo que hace. La composición es de David Crosby (Crosby , Stills & Nash) y Miles
la llevó a su terreno electrónico. Ahora Scott
la defiende desde su versión y la música sigue viva mientras haya músicos que
crean en ella. Para terminar The last
Chieftain, vuelta a Strech music.
Creo que la mayoría de los asistentes salimos con la convicción de que el jazz
(sí, estos tipos hacen jazz) sigue teniendo gente en quien confiar, el espíritu
de los grandes revolucionarios sigue vivo, y este Christian Scott sigue pensando que una arma tan buena como otra
cualquiera para gritar las injusticias
es y debe ser la música. + info | Fotografías: Lorenzo Duaso
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