Alberto Garrido
Flamencura Big Band
Conservatori del Liceu. 14 de noviembre de 2019.
Woll Damm Barcelona Jazz festival
¡El batería Alberto Garrido ha liado una buena! Con más de veinte músicos en escena se presentaba en el Conservatori del Liceu para fusionar el flamenco con el jazz a través de la música tradicional de las bandas de Semana Santa de Los Garres (Murcia) Todo un reto del que salió airoso. Creo que nunca había visto la sala del Conservatori tan llena, supongo que se trataba de muchos familiares y amigos de los músicos que crearon un buen ambiente, aun que en ocasiones se precipitaron en los aplausos (más emocionados por la amistad que por el respeto a la propuesta) el escenario estaba repartido estratégicamente en tres espacios diferenciados, el flamenco con dos cantaores, una bailaora y una guitarra. El jazzístico con tres filas de vientos, arriba las trompetas, en medio, los trombones y una tuba y abajo los saxofones y flauta. En medio de todo la batería de Garrido y unos bongos presentes en todo momento (excepto alguna cosita puntual de flamenco) y acompañando indistintamente a quien lo necesitara el piano y el contrabajo. Empezaron con la batería de Garrido imitando los pasos de Semana Santa y la voz de Cristina López, empujando esos pasos hacia los cantes mineros. Después saxo, contrabajo y piano se suman a la batería, el contrabajo de Juan Pastor nos ofrece un solo muy interesante. La voz y el saxo forman un dúo potente. Y ya la Big band dirigida por Sergi Vergés va tomando posición.
Conservatori del Liceu. 14 de noviembre de 2019.
Woll Damm Barcelona Jazz festival
¡El batería Alberto Garrido ha liado una buena! Con más de veinte músicos en escena se presentaba en el Conservatori del Liceu para fusionar el flamenco con el jazz a través de la música tradicional de las bandas de Semana Santa de Los Garres (Murcia) Todo un reto del que salió airoso. Creo que nunca había visto la sala del Conservatori tan llena, supongo que se trataba de muchos familiares y amigos de los músicos que crearon un buen ambiente, aun que en ocasiones se precipitaron en los aplausos (más emocionados por la amistad que por el respeto a la propuesta) el escenario estaba repartido estratégicamente en tres espacios diferenciados, el flamenco con dos cantaores, una bailaora y una guitarra. El jazzístico con tres filas de vientos, arriba las trompetas, en medio, los trombones y una tuba y abajo los saxofones y flauta. En medio de todo la batería de Garrido y unos bongos presentes en todo momento (excepto alguna cosita puntual de flamenco) y acompañando indistintamente a quien lo necesitara el piano y el contrabajo. Empezaron con la batería de Garrido imitando los pasos de Semana Santa y la voz de Cristina López, empujando esos pasos hacia los cantes mineros. Después saxo, contrabajo y piano se suman a la batería, el contrabajo de Juan Pastor nos ofrece un solo muy interesante. La voz y el saxo forman un dúo potente. Y ya la Big band dirigida por Sergi Vergés va tomando posición.
Después viene un apartado flamenco alternando las voces de Cris López y de Albert Cases, con el baile de Àsia
Ortega (atentos a estos jóvenes valores) una saeta preciosa se cuela entre
el espectáculo como estandarte de esas músicas de Semana Santa, muy emocionante el tratamiento de toda la big band y
muy respetuoso con la tradición. Pero cuando menos te lo esperas, las notas de Round Midnight se han colado en el
escenario y se van a encontrar con el flamenco. Después de esta fusión, Garrido presenta un invitado muy especial, Marc Miralta, sin duda nuestro batería con
más experiencia en fusionar flamenco y jazz, Garrido ejecuta un solo con la tinaja pero Miralta ya está nervioso por actuar y lo secunda dando golpecitos
en la batería, hasta que Garrido
pasa a dirigir a todos y Miralta nos
ofrece su descarga flamenca en una marimba que acaban de entrar en escena. Es el momento más intenso del anoche,
Garrido está moviendo a más de veinte
músicos y es difícil saber dónde prestar atención, si a las trompetas que en
vez de tocar, están percutiendo con las palmas en la boquilla, ¡genial! Si a el
contrabajo que con el piano están metiéndose en terrenos latinos muy
interesantes o si al mismo Garrido
que salta, dirige, y crea música con todo el cuerpo. Se va Miralta, Garrido vuelve a
la batería para marcarse un dúo con los bongos y Vergés vuelve a ocupar la dirección de la big band, respetando con
acierto los diferentes solos de los vientos, apartándose a un lado para que el
público podamos gozarlos como se merecen ¡todo un detalle! Acaban en una gran fiesta
con solo de trombón y saxo, al final en plan fanfarria abandonan el escenario
cantando y bailando, el público pide más y antes de que se apaguen los ecos de los
aplausos vuelven a salir a escena cantando y bailando la misma tonada con la
que se habían ido, 25 personas en escena con ganas de pasarlo bien. ¿Qué más
quieres? + info | Fotografías: @Conservatori Liceu
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