dijous, 16 de març del 2017

Mariola Membrives

Mariola Membrives. Omega 20.16

Algunos proyectos nacen, crecen y mueren, pero hay otros que crecen y se transforman para volver a nacer. Este es el caso de Omega aquel proyecto que ahora hace 21 años naciera de la fusión del flamenco de Enrique Morente con el rock de Lagartija Nick, un proyecto que bebía de las letras de Lorca y de Leonard Cohen. La cantaora flamenca Mariola Membrives lo hizo suyo para un encargo de la Sociedad Flamenca de Barcelona El Dorado y el año pasado, cuando se cumplían 20 años del nacimiento de la criatura, quiso Mariola recordarlo acompañada de un grupo de músicos de jazz y flamenco con los que sabía que el éxito estaba asegurado. Durante todo este año, el proyecto ha seguido presentándose en diferentes escenarios y poco a poco ha ido cambiando, aun que sigue llamándose Omega 20.16 de tal manera que hoy en 2017 se volvía a encontrar con el público que lo vio nacer, un público que quiere a la cantaora y sabe que puede confiar en el buen gusto de esta mujer para escoger los músicos. Atención al grupo, a la guitarra un compañero habitual de la cantaora Oliver Haldon, guitarrista discreto en un grupo de primeras espadas. A la trompeta Raynald Colom una de las mejores trompetas del jazz actual y músico cercano al flamenco, tanto en su proyecto con La Tremendita como en múltiples colaboraciones con Duquende, Blas Cordoba etc. En la batería Guillermo McGuill, compañero durante algún tiempo de Chano Domínguez y músico que había   colaborado también con Morente. Y en el contrabajo Giulia Valle, una mujer que se acerca a cualquier lenguaje musical con la seguridad que da la confianza en uno mismo, no era fácil el reto de substituir a Masa Kamaguchi, contrabajista fiel a Mariola Membrives desde un principio, pero la pulsación vital de Valle le sienta genial al Omega. Empezaron con Omega (Poema para los muertos) y lo empezaron con un dúo de trompeta y batería que ya presagiaba algo grande y quiso Mariola jugar con susurro y voz, con micro y pulmón, un poco arriesgado y más sabiendo lo que pasaría cuándo entrase la trompeta y el contrabajo. Un tema obscuro que previene las atmósferas que vendrán. Siguen con Sacerdote de Leonard Cohen, la voz de Mariola va cogiendo el espacio que necesita y el cuerpo de la cordobesa vuelve el escenario más flamenco de lo que parece. Sigue con La niña ahogada en el pozo (dice Mariola que quiere acordarse de Paco de Lucía) y un servidor escuchando la trompeta de Colom de quién se acuerda es de Miles Davis. Se quedan solos voz y contrabajo para Pequeño vals vienes, y me encantó como lo trabajó Giulia Valle, también es verdad que Mariola lo hace suyo, cada vez que se lo escucho, me da la sensación que es una canción que parece creada para su voz y contrabajo. Siguieron con Aleluya, de nuevo Cohen ahora es el momento para la guitarra de Haldon, no sólo por su toque flamenco sino también por como se comunica con Giulia Valle, fenomenal. Siguen con Aurora de Nueva York y aprovecha Mariola para hacer patria y recordar que los arreglos son de su paisano Vicente Amigo. Quisieron terminar con Ciudad sin sueño, de nuevo Lorca y esa maravillosa visión que tuvo el poeta de la ciudad de Nueva York y que todavía hoy nos parece totalmente actual. muchas veces al releer esos poemas me da la sensación que Federico García Lorca miraba las cosas de tal manera que se quedaba con aquello que permanece tanto en los objetos como en las personas, por eso su poesía siempre es actual. También este proyecto de Mariola Membrives se acerca de la misma manera a los poemas y las músicas que lo forman, por eso no sólo no muere sino que renace año tras año. + info | Fotografía Dani Alvarez. Texto  Candido Querol.  
        

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